5 secuelas que nadie pidió y fueron un fracaso total

Hay películas que marcan una época y que podemos ver una y otra vez sin aburrirnos. Filmes que tienen tanto éxito que motivan a productores a continuar la misma historia para evitar los gastos de marketing y aprovechar el nombre de la cinta original para vender una segunda parte. Hay situaciones en donde esta idea resulta y se puede ver principalmente en películas animadas. Pero hay otras en donde la apuesta es tan mala que termina bajando el perfil de la obra original. A continuación, secuelas que nunca debieron haberse creado.

Titanic 2 (2010):

Mete cambio climático en la misma historia para hacerlo ver actual y preocupado por el medioambiente

Titanic (1997) es una de las mejores películas de todos los tiempos. Icónica en lo que es un drama romántico y una de las que más galardones ha obtenido, incluyendo 11 Premios Oscar. La cinta de James Cameron es una obra maestra que no podría ser replicada por alguien más, pero alguien se atrevió a intentarlo.

En 2010, Shane Van Dyke fue el encargado de revivir este clásico del cine y darle un toque propio para cautivar a la audiencia. ¿Qué hizo Van Dyke? La misma historia, pero más barata. 

Nos encontramos en 2012 (dos años en el futuro en un intento vanguardista de predecir el destino) y han pasado 100 años desde el hundimiento del RMS Titanic. Para sorpresa de todos, un segundo crucero, llamado SS Titanic II, se prepara para realizar su viaje inaugural el mismo día en que zarpó su antecesor y siguiendo la misma ruta. Originalidad por las nubes.

En un claro mensaje en pos del cuidado del medioambiente, vemos como un témpano de hielo se desprende y genera una ola gigante que arrastra otro gigante trozo de hielo directo hacia el barco que no soporta el impacto y se hunde. No creo que haya mucho más que decir sobre esta película más que decir que – SPOILER ALERT – en el final el hombre se sacrifica por su enamorada en un remake del momento entre Jack y Rose que no emociona a nadie. 

Ojo que pese al nombre, esta película no es una secuela oficial de la original, por lo que solo queda como un meme de mal gusto.  

El Efecto Mariposa 2 (2006):

El efecto mariposa es una película de suspenso y ciencia ficción que nos introduce a un personaje, protagonizado por Ashton Kutcher, que ha tenido desmayos y pérdidas de conciencia toda su vida. En un giro de la trama, este hombre descubre que puede volver al momento en que ocurrieron estos apagones y cambiar los hechos para moldear el futuro de otra forma. Una película original que sorprende cada vez que algo cambia. 

No es de extrañar que alguien planeara una segunda parte de este filme, pero claramente no fue la mejor idea.

La segunda parte de esta saga nos presenta a Nick, un joven empresario que pierde a su novia y amigos en un accidente de tráfico y que se lamenta a diario por este hecho. Y acá comienzan los problemas. Al parecer, el choque provocó que este hombre pudiera regresar al pasado viendo fotos antiguas (porque claro, un golpe en la cabeza puede darte un súper poder) y empieza a cambiar algunos puntos de su pasado para poder vivir felizmente con su pareja.

Siguiendo por este camino, se puede decir que la película carece de emoción. En la original nunca sabemos bien qué va a ocurrir y observar los cambios drásticos en la vida de Evan provoca una sensación de desesperación al no saber cómo es que se podrán solucionar todos los conflictos generados por los viajes en el tiempo. Pero en la segunda entrega todo es demasiado pasivo y no hay un problema mayor salvo cuando llegamos al final de la película, en donde intentan dar un giro dramático a la historia presentando el mismo final de la 1 pero cambiando el destino del protagonista. El guion es simple, la actuación es básica y la trama es tan lenta que puedes saltarte media hora de cinta y no perderte de nada importante. Una pésima secuela.  

American Psycho 2 (2002):

Psicópata Americano es un clásico del cine y uno que cimentó el éxito de Christian Bale como actor producto de una interpretación soberbia. Está basada en la novela escrita por Bret Easton Ellis y cuenta la historia de un joven empresario perteneciente a la cultura “Yuppie” (joven urbano profesional) que no se siente a gusto con lo que tiene y mata para tener alguna emoción en su vida.

El narcicismo, la conducta y la caracterización del personaje de Patrick Bateman lo convierten en un protagonista que no sabes si querer u odiar, lo que se suma al desarrollo del filme, sus misterios y su final abierto que no deja de sorprender en ningún momento y que posiciona a American Psycho como una película de culto. 

En 2002, Morgan J. Freeman (no confundir con el actor), empieza los trabajos de una secuela de esta obra cinematográfica y confía en una joven Mila Kunis para que tome el rol protagónico interpretando a Rachael Newman. Esta mujer es, supuestamente, quién mató a Patrick Bateman mientras realizaba uno de sus asesinatos, lo que de frentón genera un problema semántico con la primera parte que nunca deja claro si es que Bateman es o no un asesino. Bueno, sigamos. 

Rachael es una estudiante universitaria que quiere ser la asistente personal de su profesor, Robert Starkman, para tener una oportunidad clara de trabajar dentro del FBI. Para lograrlo, mata a los demás candidatos al puesto.

Si bien Bateman nunca fue muy delicado con el trato a los cuerpos de las víctimas, sí mostraba preocupación por estos y buscaba un escondite para que no lo descubrieran. Rachael, en cambio, no hace nada de esto y vive en una inexplicable impunidad sin tener ningún cuidado por los muertos y sin nadie que los encuentre. Es capaz de ocultar un muerto en un armario durante meses sin que nadie pregunte sobre eso y deja un sinfín de pistas sobre sus asesinatos cada vez que tiene la oportunidad. Esto podría ser inteligente si siguiéramos la trama de la película original en donde nunca se sabe si lo que pasó es cierto o no, pero en esta secuela dejan en claro que efectivamente hay asesinatos, por lo que la falta de prolijidad en el actuar de Rachael no tiene explicación. 

El final es predecible, aburrido y carente de sentido. La misma Mila Kunis dice que no quiere que le recuerden su trabajo en esta película y eso es lo mejor que se podría hacer con esta secuela. Hacer como que nunca sucedió. 

El Hijo de la Máscara (2005):

La máscara es una de las mejores películas de comedia y fantasía que se ha hecho. Está basada en el comic del mismo nombre escrito por Mike Richardson y es una de las mejores actuaciones de Jim Carrey además de ser el trabajo que lanzó a la fama a Cameron Diaz. Icónica por donde se le vea.

Trata de un empleado bancario de buen corazón que acostumbra a sufrir abusos por sus pares. Un día encuentra una máscara que le da poderes inimaginables cuando se la pone y comienza una aventura llena de locuras en donde Stanley Ipkiss se transformará en el personaje más lunático del cine. 

Para la segunda entrega, en cambio, vemos una película carente de originalidad (lo que es grave si hablamos de La Máscara), con personajes planos, malas actuaciones y una trama tan simple que da pena y vergüenza ver. 

Tim Avery es un dibujante sin oportunidades en la vida que sufre de una terrible ansiedad cada vez que su pareja, Tonya, le dice que quiere ser madre. Tim se topa con la máscara, se la pone, tiene una noche de locura en un club nocturno, vuelve a casa para tener sexo con su novia y luego se entera de que ese acto provocó que su nuevo hijo naciera con los genes alterados producto de los poderes de la máscara. Si nos quedamos solo con esto podríamos decir que es una trama pasable, el problema es el desarrollo.

La película de 1994 cuenta con una actuación magistral de Jim Carrey que asombra por su habilidad de mantener al espectador atento al no saber qué cosa o movimiento hará para entretener. Uno simpatiza con ese personaje y posteriormente alegra ver como con el uso de la máscara se burla de quienes le hicieron algún daño. En el caso de la secuela esto no ocurre. Jamie Kennedy interpreta un protagonista que tiene un gran estilo de vida pese a tener un empleo de corpóreo y que no genera ninguna simpatía por él. 

La actuación de Kennedy va acompañada con una dirección horrenda que nos presenta una serie de secuencias que deberían servir como remake de los momentos más recordados de la primera parte, pero que falla horriblemente y que nos deja una cinta imposible de ver sin sentir incomodidad. 

Transformaron la escena musical de Coco Bongo en una canción para niños que nadie aguanta. Ese ya es pecado suficiente para calificar con una “X” al proyecto. 

Blade Trinity (2004):

Es una saga basada en un comic de Marvel que trata de un bebé, nacido de una mujer que fue mordida por un vampiro, que nace con todas las fortalezas de este ser, pero ninguna de las debilidades al sol o elementos especiales. Este niño crece para ser reconocido como un cazador de vampiros llamado Blade. 

La película sigue la misma historia y nos presenta filmes de acción con un protagonista que caracteriza bien al personaje y que nos lleva a un mundo en el que la violencia es la principal solución a todos los problemas. 

La recepción de las dos primeras películas de Blade fueron buenas. Incluso tuvieron a Guillermo del Toro dirigiendo la segunda parte. Pero eso cambió para la tercera y final, lo que provocó un sinfín de problemas que hundieron al proyecto para siempre. Blade Trinity fue dirigida por el guionista de todas las películas, David S. Goyer, en lo que se pensaba que sería una buena idea, pero nadie tomó en cuenta la poca experiencia de Goyer al mando de la dirección. En especial con un elenco lleno de talentos. 

Si nos centramos en la trama, esta tercera parte pretendía traer al villano definitivo para combatir a Blade. Por lo mismo apareció la idea de revivir a Dracula y hacer que este fuera el enemigo final. Pero el vampiro que presentaron, interpretado por Dominic Purcell, carece de protagonismo en los planes del bando enemigo, no representa una amenaza muy importante y termina de la misma forma que todos los vampiros de la saga: siendo un saco de box de Blade. De la misma forma, hubo muchos momentos en donde el personaje de Blade, el protagonista, se sentía como un actor secundario y de apoyo para los papeles de Reynolds y Jessica Biel. Lo que provocó más de un enojo en Snipes.

Además se pierde la relevancia de los cameos hechos por celebridades como Triple H al hacer que este sea un cobarde que solo está presente para cuidar a un pequeño perro vampiro. Sí, un animal enano con dientes más peligrosos de lo normal. 

Finalmente y para la guinda de la torta, están las acusaciones a Wesley Snipes por su comportamiento en la filmación. Dicen que acostumbraba a fumar grandes cantidades de marihuana en su tráiler. Lo acusan de grabar solo las escenas de primeros planos para dejar el resto del trabajo a sus dobles. Dicen que hubo una pelea en donde Wesley Snipes exigió grabar por separado de Ryan Reynolds en todas las escenas restantes. Se cuenta que en una ocasión se negó a abrir los ojos en una escena y tuvieron que retocar su cara en postproducción y que ahorcó al director de la película porque pensó que este se había comportado de manera racista con alguien del staff que tenía una polera con la palabra “Garbage (basura). Snipes pensó que este hombre afroamericano usaba esta prenda por orden directa de Goyer y  por eso lo atacó. 

Si bien Wesley Snipes ha negado la mayoría de estas declaraciones, es un hecho que marcaron el fin de su carrera en Hollywood y se llevó consigo a una saga entera. 

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