En 2010 Chile fue golpeado por la noticia de la desaparición de Viviana Haeger, una madre de Puerto Varas que habría sido raptada desde su hogar por parte de criminales que amenazaron a su familia pidiendo un rescate. El asunto tuvo una cobertura mediática potente debido a sus giros y misterios, lo que motivó al periodista Rodrigo Fluxa a escribir sobre los hechos de este caso en un libro recopilatorio llamado “Usted Sabe Quien“, el que es tomado como inspiración para la realización de “42 Días en la Oscuridad“, la primera serie chilena original de Netflix y la que revive las dudas sobre la muerte de la mujer.
La producción usa el caso de Viviana Haeger como inspiración, pero cambia el nombre de sus protagonistas y modifica algunos detalles para poder tomar las libertades creativas necesarias para el guion. El resultado es una serie de TV con elementos detectivescos y el drama de una familia que solo quiere saber la verdad, la cual nunca les es revelada en su totalidad.
“29 de junio”
La historia parte con la desaparición de Verónica Montes (nombre de Viviana en la serie) mientras estaba en su casa en un día de semana normal. Su esposo, Mario Medina (Jaime Anguita en la vida real), Hace el llamado avisando a la Policía De Investigaciones por un posible secuestro y comienza el seguimiento de un caso lleno de misterio.
Cecilia Montes, hermana de Verónica, contrata al abogado Víctor Pizarro para que pueda liderar una investigación alternativa a la de Mario para encontrar cualquier pista que haya burlado el ojo de la PDI. Es así cómo se enteran de una serie de irregularidades que terminan con el descubrimiento del cadáver de “Vero” oculto en su propia casa. Finalmente se plantea la pregunta que sigue estando presente en la actualidad, ¿quién mató a Verónica?
A lo largo de la serie podemos ver los detalles que marcaron la investigación, los conflictos familiares que desembocaron en las dudas que existen a día de hoy y lo controversial de una burocracia que busca cerrar un caso rápidamente en vez de llegar a conocer a los culpables de un crimen.
La dirección y la fotografía no tienen nada que envidiarle a las mejores producciones de Netflix y nos entregan un escenario que uno puede llegar a sentir. Las imágenes del sur de Chile generan una sensación de cercanía, pero también de angustia y de melancolía al notar los grandes parajes siendo observados en soledad y con una iluminación que desaparece junto con las esperanzas de encontrar a Verónica con vida.
Todo esto interpretado por un grupo selecto de los mejores actores del país. No hay ningún personaje mal adaptado y la calidad de los intérpretes es tal que incluso se dan el lujo de darle solo un par de minutos de pantalla a famosos de la talla de Gloria Münchmeyer, Willy Semler o Alejandro Goic. Una producción de primer nivel por parte de la productora Fabula para la primera serie nacional original de este servicio de Streming.
“Esto no es un secuestro”
Claudia Huaiquimilla hace un excelente trabajo mostrando los errores en la investigación del caso que finalmente aportaron al caos, pero sin ser juez ni apuntando con el dedo cada situación conflictiva. Como cuando personal de la PDI mueve los objetos de la escena de la desaparición de Verónica sin un cuidado más allá del comentario de “traten de no manipular tanto las cosas” por parte de su Comisario. Lo mismo ocurre con escenas que buscan reflejar la compleja situación de pareja del matrimonio Medina-Montes, en donde nunca dicen explícitamente que ocurrió alguna pelea, pero sí nos lo muestran con gestos, miradas y silencio entre los miembros de la familia.
También nos hace interpretar los hechos desde la mirada de una familia adinerada, con los problemas que esto conlleva, sin referirse a eso de manera directa. Esto permite que el espectador tenga un contexto claro de cómo podrían afectar a la familia ciertas situaciones. Como lo son, por ejemplo, los rumores de infidelidad entre la pareja , el cómo reacciona su círculo intimo ante esta noticia y cómo la opinión pública busca el morbo en vez de pistas que apunten a un culpable.
Es en relación a esto último que la dirección logra transmitir los sentimientos de angustia de una familia que está desesperada y que recibe con impotencia las noticias del nulo avance en la investigación.
Pero no todo es positivo y hay algunos detalles que vale la pena destacar. El primero y más minúsculo de todos es que la serie no está protagonizada por Claudia Di Girolamo como se tenía pensado, sino que es el personaje interpretado por Pablo Macaya, Víctor Pizarro, quién sirve de hilo conductor en el desarrollo del show mientras trabaja junto a su equipo de investigadores.
Esto ocurre en varias partes de la serie, por lo que decir que el Caso de los Anguita-Haeger sirvió solo de inspiración, y que se no se basaron en eso, es una afirmación bastante alejada de la realidad.
Uno puede debatir sobre el ritmo de la serie, que por momentos es lento y en otros frenético. También se podría discutir sobre las licencias creativas que podrían haberse tomado para darle un desenlace más “hollywoodense” al proyecto. Pero la verdad es que no lo necesita. 42 Días en la Oscuridad cumple con la misión de ser una serie atrapante y que quieres completar rápidamente para saber qué ocurrió con Verónica. Es una producción que debía ser la punta de lanza para futuros trabajos con Netflix y una que puede exportarse a todo el mundo sin ningún problema. En Chile hay cientos de casos similares y puede que estemos presenciando el nacimiento de las crónicas criminalísticas hechas serie.