Finalmente llegó la fecha. El desenlace de una historia que traspasó las murallas del anime y que se transformó en un fenómeno global. La culminación de 10 años de una serie que unió a generaciones bajo su trama y el final que fanáticos de todo el mundo esperaban entre gritos y memes.
La adaptación animada de Attack on Titan ha terminado y su conclusión a reanimado los debates que iniciaron cuando se ilustraron los últimos capítulos de su manga, ¿Fue un final digno para Eren y sus amigos?, ¿es polémico el plot twist del objetivo de Eren?, ¿qué bando obtuvo la ansiada libertad? Desglosemos un poco lo ocurrido en este episodio que da termino al proyecto de MAPPA. Vale aclarar que los siguientes comentarios contienen spoilers.
La acción inicia justo donde lo dejamos en el último especial, con los miembros de la Legión de Reconocimiento yendo al encuentro de Eren con la misión de detener el Retumbar y salvar a la humanidad.
Lo que vemos a continuación es lo que tanto habíamos esperado. Una pelea que pone a relucir los mejores talentos de MAPPA en una animación que nos eriza la piel debido al peso de la situación. Salen a relucir las emociones de Mikasa, Armin y los demás en un momento repleto de contradicciones que no quieren aceptar.
Tienen que detener el Retumbar, pero también quieren salvar a Eren, algo que no parece ser posible ante el escenario que están presenciando. El choque de esas tareas y la imposibilidad de poder hacer ambas cosas despierta una necesidad que nunca pensaron experimentar: si quieren sobrevivir, tienen que matar a Eren.
Y no es solo matar a su amigo de casi toda una vida, es tomar la decisión de ser los Eldianos que salvaron al mundo de los titanes y que condenaron a Paradis a una vida llena de temor por una posible represalia. Pero el peso del genocidio más grande de la historia es demasiado y la barbarie de Eren debe terminar.
Se puede decir que los primeros 50 minutos sirven como un homenaje a la serie al repasar una acción que nos hacen recordar los mejores momentos de la Legión bajo la animación de Wit Studios. Todo bajo un delicado soundtrack que arma un mix de las canciones que marcaron el desarrollo del anime. Es una despedida y el episodio se encarga de decirnos que quiere irse a lo grande.
Pero Shingeki no Kyojin es más que batallas y acrobacias hechas con un equipo de maniobras. Es también una serie de introspección que apunta a los sueños de cada persona y donde Eren ha sido el mayor misterio desde el momento en que pisaron las playas de Paradis.
Sabemos que Eren quiere acabar con los enemigos de Paradis y que no tiene problemas en matar a la humanidad, pero nunca ha sido un nacionalista y en múltiples ocasiones demostró estar cansado de la gente de la isla. Entonces, ¿qué provocó este cambió de pensamiento?, ¿Qué lo llevó a usar el Retumbar?
El enfrentamiento final puede tener varias interpretaciones. Va más allá de un genocidio que afecte al mundo o el acto heroico de detener a los titanes. Para entender la razón del Retumbar hay que ir a las bases del mismo personaje de Eren e intentar comprenderlo.
Eren era un niño sin mayor motivación que estaba esperando a que pasara alguna cosa emocionante en su vida. Nunca tuvo un pensamiento sobre la “libertad” hasta que Armin le mostró un libro que hablaba de paisajes desconocidos que se encontraban fuera de las murallas. Acogió esas palabras con entusiasmo, pero por razones distintas a las de Armin. Mientras que su amigo rubio soñaba con conocer esos escenarios por mera curiosidad, Eren se cuestionó el por qué no podían acceder a esas vistas. Entendió que eran cosas que les fueron arrebatadas, que alguien o algo impedía que pudieran ver todo eso en persona y que por lo tanto no eran libres.
De ahí en adelante, Eren siempre fue movido por sus deseos de libertad, o eso es el mensaje que se nos queda. En un principio su meta fue matar a todos los titanes ya que eran la amenaza de la humanidad, luego aprendió que él mismo se puede convertir en titán y que gente cercana a él fue la responsable de atacar las murallas que significaron la muerte de su madre. A partir de ese momento comienza a cuestionar sus intenciones, la identidad del enemigo y el rival a quién debe derrotar para ser libre. “¿contra quién estamos luchando?”, le pregunta a sus amigos de la Legión, quiénes no saben cómo responder.
De a poco va conociendo lo que hay fuera de las murallas y se percata de que su deseo de libertad era solo la fantasía de un libro. Que los parajes que imaginó junto a Armin eran solo un mar de enemigos en una lucha de nunca acabar, una que ni siquiera los involucra a ellos directamente, sino al hecho de nacer siendo Eldianos en una historia de hace cientos de años. El mundo está lleno de horrores y el objetivo de Eren comienza a nublarse. No tiene claro quién o qué es el enemigo que le impide ser libre, pero quiere hacer lo posible por sus amigos y ese deseo lo lleva a tomar un camino extremo.
Recordemos la conversación entre Eren y Reiner en donde se llega a la conclusión de que son el mismo tipo de persona. Hombres que fueron enseñados a odiar al enemigo y a luchar contra lo desconocido antes de que ese algo los mate. Soldados que se infiltraron en territorio rival y que aprendieron a conocer al prójimo, aunque eso no estuviera dentro de sus planes. Ambos llegaron a la respuesta de que no existían “diablos” en el otro bando, solo gente que quiere vivir en paz. Entonces, ¿por qué iniciaron un genocidio? Porque querían. Reiner reconoció que siempre quiso ser un héroe para ser respetado en Marley y Eren, como se muestra en el plot twist de este especial, quiere eliminar al mundo para que sus amigos vivan felices. Son esclavos de sus propios deseos egoístas y no detendrán su avance hasta lograrlo.
Eren Inicia el Retumbar, no como el enviado de Paradis que quiere venganza por una guerra de cientos de años, sino como un hombre que quiere inmolarse para que sus cercanos puedan sobrevivir al destino de odio y rencor que les espera.
Lo trágico y paradójico es que las habilidades de titan que le permite pelear por la libertad son lo que encierran al mismo Eren en una prisión sin ventanas. Como lo explican en Los Caminos, Las memorias del Titan Fundador unen pasado, presente y futuro en una sola visión. Él sabe que va a cometer una masacre e intenta evitar el desastre, pero al mismo tiempo sabe que no importa lo que haga ni lo que piense, el Retumbar va a ocurrir y la humanidad va a ser pisoteada por órdenes suyas. Ya lo vio en sus memorias y es inevitable.
Eren sabe que debe convertirse en un villano para obligar a la Legión a que lo detenga. Renuncia a sus deseos de libertad, se deja llevar por el destino que amarra al Titán de Ataque y pelea por el bien de sus amigos. “Abandona tu sueño y muere” le dijo Levi a Erwin en una frase que puede usarse en este mismo caso. Eren abandona sus deseos por el bien de sus seres queridos.
El final de Eren, llorando por Mikasa y la vida que nunca pudieron vivir es el regreso del Eren original. Es el Eren que siempre fue, pero sin la careta de un maniático genocida que no quiere conectar con las personas. Él siempre fue infantil, siempre fue reactivo y siempre fue una persona llena de dudas. No es un líder jaegerista como muchos querían que fuese, es inmaduro. Tal como lo reconoce él mismo, es solo un granjero que obtuvo un poder increíble. Una persona que cometió crímenes inhumanos para que su amada pueda vivir feliz. Un hombre “patético” como lo dice Armin, pero real y fiel a su persona.
Hay quienes piensan que Eren no cambió nada con el Retumbar, pero no es así. Eren mató al 80% de la población mundial en un genocidio que quedó marcado en la historia como el evento barbárico más grande que haya tenido registro. El resultado de esa masacre permitió que el número de habitantes del mundo se equiparara a la de Paradis y así evitó una guerra de represalia en contra de la Isla. Eren aseguró la vida en paz (teóricamente) de sus amigos y habitantes de Paradis durante siglos. Cualquier conflicto o pelea que hayan tenido posterior al Retumbar es completamente responsabilidad de ellos y de los caminos que deciden tomar. Eren les dio la oportunidad de elegir, algo que él nunca pudo experimentar al ser un esclavo de sus propios recuerdos.
Al final vemos cómo la influencia de los Jaegeristas ha reformado la sociedad de Paradis, provocando que sean una nación armamentista que se prepara para luchar una guerra que quizás nunca lleguen a vivir. Los titanes nunca fueron la causa de los conflictos del mundo, siempre fue culpa de los humanos y de su conducta imperialista. Los conflictos son cíclicos y cada época decide su propia historia. De momento, sabemos que Paradis sigue el mantra de Eren como si fuese un himno: Si ganamos, vivimos. Si perdemos, morimos. Si no peleamos, no podemos ganar. Peleen, peleen.
El mundo tendrá que formar su propia opinión de lo ocurrido con Eren. Héroe, villano, humano o titán. La vida del protagonista de esta historia va a continuar siendo fuente de análisis y el mensaje de Hajime Isayama pasará a la historia como uno de los mangas y anime más importantes de todos los tiempos. Si algo se puede decir del pequeño niño que despertó de su sueño en el primer episodio, es que es un inocente que solo quería entregar su corazón y amar en libertad.