Barbie: el rosa es tu nuevo color favorito

La sala se llena de color rosa, la música es más pop que nunca y los chistes exploran el lado femenino de todos los espectadores. Estamos ante la presencia del Live Action de Barbie, una película que desafía la moralidad de la actualidad y que nos prepara ante un viaje de entretención, desenfreno y mucho estilo.

Barbie puede ser lo que quiera. Abogada, cirujana, ama de casa, etc. No hay límites para la figura de Mattel que ha estrenado más de 40 cintas animadas sobre las aventuras de la muñeca en sus distintas vocaciones. Las que pasan del límite humano y llegan a convertir a su protagonista en princesa, hada o, en este caso, en una estrella de cine y heroína del mundo real. 

Nos trasladamos a Barbieland, mundo en donde todas las Barbie disfrutan de su rutina diaria acompañadas de los Ken que aportan con juegos y fiestas. Barbie (Margot Robbie) festeja como todos los días cuando, de pronto, pensamientos sobre la muerte comienzan a rondar por su cabeza. No solo eso, sus pies ya no terminan en punta, sus talones tocan el suelo y sus piernas comienzan a mostrar señales de celulitis. Es un desastre que puede significar el fin de la bella Barbie Estereotipo. 

Descubren que su dueña en el mundo real (sí, están extrañamente conscientes de que son muñecas) ha estado teniendo pensamientos negativos que se reflejan en Barbie, por lo que deberán cruzar dimensiones, abordar el problema de raíz y salvar Barbieland de todo quien amenace la paz de ese mundo.

La cinta es un puñetazo repleto de color y de una cuidadosa fotografía llena de vida, sensualidad e inocencia en sus personajes. No es simplemente una visión idealizada del mundo de los juguetes. En este caso estamos viviendo la experiencia de Barbieland en su totalidad. Es similar a lo que pasó con Super Mario Bros. No estamos viendo la interpretación de un personaje dentro de una historia original que lo saca de su contexto. Lo que Gerwig hace es adentrarnos dentro del mundo de Barbie de manera en que incluso la “vida real” de la película parece pertenecer a este universo creado por Mattel. Todo y nada tiene sentido. Todo funciona acorde a la lógica que los mismos juguetes establecen y nadie pierde el tiempo intentando explicar la situación. Y no tienen por qué. Todo funciona y la película instaura sus bases para avanzar en su trama a velocidad crucero. 

Los escenarios son como lo que esperábamos. La imaginación de un vecindario de ensueños llevada a la pantalla grande. Una cantidad de color rosa que llegó a agotar las bodegas de pintura de la empresa Rosco. Una vestimenta que innova y que se mantiene conservadora al mismo tiempo. La escenografía es un punto a favor por donde se le mire.

El filme es una mezcla de sensibilidad con una ridiculez propia de un humor infantil, pero que también funciona como doble sentido para adultos que puedan entender la intención detrás de ciertas escenas. Un guion y una trama que se hace cargo de la visión negativa de Barbie en tiempos modernos y que logra introducir el debate sobre belleza y empoderamiento sin perder su identidad. 

Cuesta imaginar un discurso a favor de la mujer y el feminismo dado por la muñeca que ha acaparado críticas debido a la idealización de la figura femenina, pero Barbie lo hace posible. Es una muñeca de ensueños y una mujer empoderada que quiere encontrar su lugar en el mundo como un individuo independiente, no solo como parte de un colectivo. 

Los Ken también tienen su doble sentido. Por un lado, son un elemento cómico que, al igual que en los juguetes, son un acompañante de barbie. Pero también se explora el punto más importante y que puede llegar a hacer enojar al “macho boomer”, la imagen del joven con masculinidad frágil que debe comportarse como un “hombre de verdad”.  

Esto incluso va más allá y nos introduce una representación metafórica de la vida real en torno a los empleos dominados (para mal) por hombres y la caracterización de la mujer como un adorno en estas empresas. Mismos hombres que no pueden pensar por sí mismos y que necesitan la guía de alguien más para poder trabajar. Una parodia inocente que se ríe con y junto a los hombres tomando elementos de la realidad, pero que puede molestar a quién no tenga sentido de humor o de actualidad. 

Existe un claro mensaje hacia las mujeres al tocar temas que no se entienden completamente si el espectador es hombre. No porque sean revelaciones sorprendentes, sino porque es un diálogo que apunta a lo que sufren muchas mujeres en situaciones machistas que están normalizadas.

Aunque es en ese mensaje en donde aparece la primera crítica. Quizás la única. Gran parte de la cinta ataca los comentarios que cosifican a la mujer. Lo hace a partir de bromas y situaciones ridículas, pero lo hace. Uno esperaría que este ataque sea constante para todos los personajes, pero hay momentos en que la misma cosificación afecta a los Ken sin que haya espacio para evaluar lo malo de la situación.

Pero no es nada por lo que alarmarse ni sentir angustia. Es un chiste pasajero de una película que se burla de estereotipos en medio de una industria ampliamente machista. Es momento de agachar la cabeza y aceptar lo cierto del mensaje.

Margot Robbie y Ryan Gosling son excepcionales en sus actuaciones. Robbie, quién ya es idealizada como una mujer perfecta, es una protagonista que encanta con sus emociones y expresiones que simulan estar sintiendo angustia o tristeza por primeva vez en su vida. Gosling, por su parte, puede pasar de un hombre sensible a un idiota patriarcal dependiendo de lo que su entorno le imponga sin mayor esfuerzo. Todo esto con una trama que se mantiene simple y que se permite jugar con las reglas de su propio metaverso.

Todo esto parece dejar Barbie como una película densa y compleja, pero es lo contrario. Es ligera, chistosa, boba y fácil de ver. Repleta de detalles divertidos como el que los juguetes se sirvan un desayuno inexistente, que se duchen sin utilizar agua o que puedan volar de un punto a otro como si estuviesen en una cada de juguetes porque, bueno, viven en una casa de juguetes. 

Barbie deja de ser solo una propuesta y se convierte en el estándar para futuras adaptaciones. Es una cinta que se ríe de todo, y mucho, pero que no abandona la oportunidad de darle un golpe de realidad a los espectadores.

Existe el pecado de no haber elegido “Barbie Girl” de Aqua en su banda sonora, pero la película nos deja en claro que, al igual que Barbie, todos podemos soñar y elegir qué tipo de persona queremos ser. Y en este momento, elijo ser una “Barbie girl, in a Barbie World”. 

Barbie (2023)

Greta Gerwig

4.5/5

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