“Cruella”: Un live-action sin miedo a contar su propia historia

Disney es el conglomerado más grande de entretenimiento audiovisual en el mundo, de eso no hay duda. Dominan la taquilla año a año con sus principales franquicias, como Marvel, Star Wars, Pixar o las películas animadas de Disney, recibiendo además, buenas críticas de los y las especialistas. Sin embargo, la tendencia a traer personajes reconocidos de universo Disney al live-action no ha logrado grandes reconocimientos, fuera de algunos escandalosos éxitos de taquilla. Falta de originalidad e incapacidad de justificar su propia existencia han sido algunas de las críticas más repetidas para este tipo de películas.

En ese sentido, podemos dar fe que “Cruella”, dirigida de Craig Gillespie (I, Tonya) se la juega con una propuesta totalmente diferente a lo que habían planteado películas como Maléfica, Aladdin o La Bella y la Bestia. La cinta es básicamente una historia de origen de la principal villana de “101 Dálmatas”, pero que en ningún caso busca conectar puntos con la película original, sino que busca crear su propio universo, con algunas referencias más estéticas y visuales que funcionales.

La película se sitúa en los 70’s, en plena explosión del punk rock británico, donde la joven Isabella (Emma Stone) se dedica a robar por las calles de Londres mientras sueña con algún día ser una reconocida diseñadora de modas. Tras una serie de sucesos, llegará a trabajar para la baronesa von Hellmann, una leyenda de la moda que es tan sádica como estilosa. Las diferentes experiencias y revelaciones llevarán a Estella a sacar su lado más perverso, convirtiéndose inevitablemente en quien ya todos conocemos: Cruella de Vil.

Es imposible no partir destacando el inmenso talento desplegado en pantalla por las dos actrices principales. Emma Stone lo entrega todo en un rol que no tiene mucho que envidiarle a la extraordinaria interpretación de Glenn Close como el mismo personaje en los 90’s. Stone demuestra una capacidad camaleónica, representando a la perfección la delgada línea entre heroína y villana que tiene Stella-Cruella en la película. Pero si hay alguien que se roba cada una de las escenas es Emma Thompson, cuyo carisma desplegado en la pantalla resulta hipnótico. Si bien su personaje, la baronesa von Hellmann, podría considerarse muy similar a Miranda Priestly de El Diablo Viste a la Moda, Thompson se encarga de entregarle su propia personalidad, al ser una villana mucho más declarada, no solo en la forma, sino también en el fondo. En duelo entre las actrices, el conflicto que logran establecer el pantalla, sostiene y da vida a esta adaptación, haciéndola bastante única y recordable.

Por lo demás, “Cruella” posee aquello que tanto se le ha criticado a otros live-action de Disnye: personalidad y vida propia. La apuesta de Gillespie es visualmente atractiva, con gran preocupación por el diseño de producción, los decorados y un vestuario que está a la altura de la propia historia. Dicho esto, hay que reconocer que se pasa de rosca con el soundtrack, que si bien está buenísimo y muy icónico con la época que representa, a veces se siente muy sobrecargado y demasiado protagonista, impediendo que la trama tome algunos respiros necesarios. Y es que “Cruella” se lanza con todo a ser un thriller con algunos tintes de acción y suspenso, utilizando un estilo de edición frenético con muy pocas escenas lentas. Esto por sí solo no es algo malo, y dentro de todo funciona, aunque a ratos se extraña que el ritmo baje un par de cambios para procesar mejor el desarrollo de los personajes.

Lo cierto es que “Cruella” bajo ningún caso es perfecta. La trama posee algunos agujeros y algunos giros dramáticos caen en la sobreexposición, explicándonos cada detalle por miedo a que nos perdamos de una historia que en general es bastante simple de seguir. Quizás la misma búsqueda de originalidad, el deseo incontrolable que esta película tiene de ser algo diferente a lo que nos tiene acostumbrados Disney con sus live-actions es lo que le termina pasando la cuenta a la película.

Sin embargo, no podemos sino admirar la ganas de la producción de apuntar a algo más, de intentar construir su propio universo y lanzarse con todo a ofrecer una experiencia visualmente atractiva y original, a pesar de algunas cojeras casi inevitables. Y el resultado es definitivamente más satisfactorio que otros live-actions insípidos y sin identidad que hemos visto hasta al hartazgo.

Cruella (2021)

Craig Gillespie / Disney

3.5/5

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