La Casa de Papel, parte 5: la Resistencia se une a la Familia Toretto

La Casa de Papel es una serie española estrenada en 2017 que sigue el excitante desafío de asaltar un banco con una magnífica planificación para poder llevarse el botín. Las aventuras del Profesor, Tokio y compañía generaron un impacto mundial y es habitual ver las máscaras de Dalí en todo el globo cada vez que hay alguna protesta en símbolo de resistencia.

Después de un primer atraco exitoso, la Resistencia se vio en la obligación de realizar otro golpe con el objetivo de conseguir la libertad de uno de los suyos, Rio. Pero como indicaron desde un principio, este asalto era distinto al anterior. Es más peligroso, con menos posibilidades para maniobrar en caso de algún problema y le sumamos la astucia de una policía española que conoce el modus operandi del Profesor y que intenta adelantársele en los pasos del plan. 

Es justamente en medio de este asalto en que se desarrolla la quinta parte de la serie (y primer volumen, a la espera de una segunda parte a estrenarse el 3 de diciembre de este año). En donde estamos en un aparente jaque mate. 

Alicia Sierra descubre el escondite del profesor, Lisboa logra entrar en el Banco de España, los compañeros aún siguen lamentando la muerte de Nairobi y se preparan para negociar con la policía usando la vida de Gandía, verdugo de su compañera. 

Las apuestas están sobre la mesa, el plan debe seguir, pero no se sabe cómo se llevará a cabo. Los ataques se esperan y los atracadores deben actuar rápido. Todo prometía una temporada llena de juegos mentales, pero nada hacía presagiar que estaríamos en presencia de un rip-off de Rápido y Furioso. ¿Qué pasó aquí?

Bienvenidos a La Familia

Creo que todos podemos estar de acuerdo en que la magia de La Casa de Papel no está en su drama romántico, no está en las buenas actuaciones ni en la escenografía que nos presentan. La magia de esta serie siempre estuvo en las estrategias del Profesor y en cómo eran capaces de engañar a todo el mundo pensando en que se dirigían a un fin inevitable solo para ver cómo todo era parte de un plan más elaborado. Esa sorpresiva y elegante manera de llevar a cabo el robo catapultó el éxito de la saga y uno esperaría que se mantuvieran firmes en su esencia, pero no encontramos nada de eso en esta quinta parte. 

Uno puede comprender las razones por las cuales es más difícil llevar a cabo estas acciones. El Profesor ha sido capturado y con eso perdieron su guía mientras los atracadores tienen que pensar en cómo van a contrarrestar los ataques del enemigo. Pero, ¿de verdad están tan a ciegas que dependen completamente de lo que pase afuera? Cosas así ya ocurrieron en las primeras temporadas y se esperaría otra respuesta. No importa lo mucho que repasen que este nuevo asalto no puede tener errores. Paradójicamente, la situación es comentada dentro de la misma serie: “¿Es tan egocéntrico que tiene un plan para todo, menos para cuándo es capturado?” menciona un personaje del banco. Y no podría estar más de acuerdo. 

La falta de un líder nos deja en una situación que hemos visto anteriormente en películas de acción. Lucha armada hasta la muerte.

No es que las escenas de combate estén mal hechas. Lo contrario. La emoción de los disparos y explosiones hacen que los episodios sean atractivos y nunca estás aburrido. Pero se agradecería que estas situaciones fueran de la mano con el excepcional guion de las temporadas pasadas y no solo como una excusa para mostrar el presupuesto de la producción. 

Otra cosa relevante es que el orden en el que suceden los hechos no se siente natural. Anteriormente, cuando factores externos llegaban a afectar a los miembros de la Resistencia de alguna manera, estos debían actuar inteligentemente para no llegar al punto en que tuvieran que responder con disparos porque, y el mismo Profesor lo comentó en el pasado, son ladrones, no guerreros. Deben usar la mente para recibir al enemigo. Es por eso que es tan raro ver cómo en esta oportunidad son los mismos personajes los que, inexplicablemente, descuidan absolutamente todo lo que están haciendo para dar paso al caos. No voy a entrar en detalles, pero pasan cosas tan ridículas como descuidar una subametralladora al lado de rehenes. Algo así no tiene sentido y se siente como una medida desesperada para provocar un giro en la trama.

Los personajes se arman, se preparan para combatir y la serie se va en eso. Balazos entre rivales mientras esperamos a que el Profesor llegue con alguna mágica solución. No es una exageración decir que son la nueva versión de la Familia Toretto. Unos atracadores sin mayor experiencia vs militares y fuerzas de Operaciones Especiales de la Policía española. En cualquier parte eso sería un KO automático, pero no en esta saga.  

Punto aparte para los militares que hacen su aparición en esta quinta parte, los cuáles parecen ser sacados de una caricatura o de una película bélica-cómica de los años 90.

Sin caudillo

En la tercera temporada vimos como Palermo se alzó como un reemplazo para el personaje de Berlín. Alguien que puede ser un líder dentro del banco y que ya fue presentado como una persona peligrosa que siempre mueve las cosas a su antojo. El mismo Palermo es quién los pone en más de un problema por culpa de su conducta y narcicismo. Pero sigue siendo alguien calculador que, potencialmente, puede tener la respuesta a algún conflicto. 

Bueno, así era. En esta quinta parte, Palermo es un personaje de relleno que sólo se dedica a lucir Badass y a llorar. No tiene voz de mando, no tiene respuestas, dejó su egocentrismo de lado y completó su transición a un personaje de relleno como lo fue Oslo en el primer atraco. Personalmente, no encuentro lógica en esto. Es cierto que las armas le quedan bien, pero no es su atractivo. No es su personaje. 

Y quizás es eso lo que molesta. Que se fuercen tramas o giros independiente de lo que esté sucediendo. Por ejemplo, no es raro ver conversaciones sobre romance y problemas de vida entre los atracadores que tienen las pulsaciones a flor de piel, pero siempre evidenciando que existe una hora y lugar para estas charlas. Y estoy completamente seguro de que ese momento no es cuando estás repeliendo a balas a un escuadrón de la muerte, como ocurre en esta temporada.

Hay un flashback sobre un desconocido hijo de Berlín que no tiene ninguna injerencia en la historia y que de seguro se está guardando para otras temporadas, pero el que no se mencione en ningún momento la existencia de esta persona fuera del flashback (que dura toda la temporada) me genera cierta preocupación. Después de todo, Álex Pina, creador de la serie, ya dejó en claro que pueden haber giros sacados desde la manga como si fuera un truco de magia y puede que la solución a este atraco esté en las manos de un personaje que ni el mismo Profesor ha traído a la mesa. 

En resumen, el volumen 1 de la quinta parte de La Casa de Papel es una buena serie de acción en donde las explosiones son pan de cada día, pero no es la serie que catapultó al éxito a estos actores. Es una serie que, por el momento, perdió el rumbo y en donde sus protagonistas no son los personajes, sino la sangre derramada por ellos.

 

La Casa de Papel, parte 5 (2021)

Netflix

2.0/5

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