En 2002, M. Night Shyamalan estrenó Señales, una película sobre una invasión extraterrestre que vemos desde el punto de vista de una dañada familia en Pensilvania. Durante la mayor parte del filme vemos cómo la familia comienza a ser acechada por unos alienígenas a los que casi no vemos, hasta que llegamos al acto final donde todas las subtramas colisionan y finalmente tenemos un cara a cara contra los antagonistas. Bueno, “Nadie Podrá Salvarte” hace exactamente lo contrario, desde casi todo punto de vista narrativo.
Comenzamos con un pequeño vistazo a la vida de Brynn, una joven que vive sola en su casa y tiene que lidiar con el desprecio de todo el pueblo, debido a un incidente desconocido que al parecer ocurrió en su adolescencia. También, queda claro que Brynn perdió a su madre, y por lo mismo el título de la película comienza a tener sentido. Sin embargo, a diferencia de películas como Señales, el encuentro con los extraterrestres ocurre durante los primeros 10 minutos y casi no tenemos tiempo de respirar en toda la primera hora. Una vuelta de tuerca interesante a un género que normalmente se toma un buen rato antes de mostrarnos algo de acción.
En estas decisiones tiene mucho que ver el director y guionista Brian Duffield, reconocido por trabajar con la subversión de las expectativas en los códigos típicos de las películas de género. Así lo hizo en The Babysitter (2017), y especialmente en Underwater (2020), ambas cintas escritas por él. Lo interesante es que la decisión de abrir con la invasión alienígena en el primer acto es que resulta casi imposible descifrar lo que viene a continuación. Por supuesto, el personaje principal se ve enfrentada a situaciones de vida o muerte que tendrá que resolver, con la limitante mencionada en un principio: nadie en el pueblo le creerá ni tendrá disposición para ayudarla.
La película apuesta por una narrativa casi muda, con inexistentes diálogos y dejando que el peso dramático sea casi por completo trabajado con gestos e imágenes. Y en eso, el rol de Kaitlyn Dever es fundamental. Si bien ya había demostrado su excelente calidad interpretativa en cintas como Booksmart o en la serie Inconcebible de Netflix, en esta película alcanza su punto actoral más alto, ya que se lleva todo el peso dramático en una historia donde nada se dice. El personaje principal debe establecer sus traumas y demonios internos sin que tengamos nunca un momento en el que se nos aclare en su totalidad lo que ocurrió. Y de alguna forma Dever logra transmitir todas esas emociones a la perfección.
Quizás lo más débil de la película sea el diseño de los alienígenas. Tal y como se aprecia en el trailer, los aliens son el típico humanoide gris con grandes ojos negros que hemos visto miles de veces en otras películas y eso resulta un tanto decepcionante. Además, si bien se subvierten las expectativas, hay demasiados primeros planos de los aliens a lo largo de la historia y eso termina por arrebatar un poco el factor sorpresa y terrorífico. Curiosamente, el punto más alto en ese sentido es la primera aparición, en los primeros 10 minutos, donde nos enfrentamos totalmente a lo que no conocemos. Después ya le vamos perdiendo un poco el miedo a estas criaturas, aunque para ser justos la película logra ir sorprendiendo en otras áreas, como las motivaciones y reales intenciones de los aliens, así como algunos poderes y características que se rebelan en el tercer acto.
En líneas general, Nadie Podrá Salvarte entrega todo lo necesario para que la fanaticada del terror con tintes de ciencia ficción se pase un rato increíble, al punto que resulta una lástima no poder ver la película en los cines. Sin ser nada del otro mundo, la película se las ingenia para demostrar que existen muchas maneras nuevas y dinámicas para contar las historias que hemos visto mil veces en pantalla.
Nadie Podrá Salvarte se encuentra disponible en el catálogo de Star+.