Lo hemos dicho antes y sigue siendo una realidad: las películas del género “familiar” llevan más de una década de capa muy caída, con muy pocos ejemplos de buenas producciones que caen en dicho tipo de película (siendo la saga Paddington quizás uno de los pocos ejemplos exitosos del último tiempo). Por lo mismo, el contenido apuntado a los y las jóvenes de hoy tiende a ser en formato de serie o animación, y cada vez es menos común ver cintas live action que apunten a ese nicho. Bueno, “Nate, mejor tarde que nunca” aparece como un título muy distinto a casi todo lo que habíamos visto hasta ahora.
Dirigida por Tim Federle, quien también es autor de la novela original de 2013 en la que se basa la historia, la película sigue al poco popular Nate Foster de 13 años, que tiene el gran sueño de convertirse en una estrella musical de Broadway. Ayudado por su amiga Libby y su tía Heidi, Nate viajará a Nueva York para participar de una audición para el musical de “Lilo y Stitch”, aunque este viaje no solo lo llevará a buscar sus sueños, sino también a descubrir su propia identidad como persona.
Es importante aclarar que Tim Federle no es bajo ninguna circunstancia un aparecido en los estudios Disney. Es el escritor y showrunner de la exitosa “High School Musical: The Musical: The Series”, que se convirtió en un fenómeno juvenil al revivir de gran forma la franquicia y conectar con la audiencia joven de esta época. Y desde el storytelling, la película funciona a la perfección, combinando de manera muy fluido el aspecto musical con el drama que viven los personajes. Al ser el autor, Federle conoce la historia como nadie y logra traspasar una emotividad poderosa en su narrativa, que hace casi imposible no conectar con el protagonista, sus problemas y sueños.
No podemos dejar de mencionar que “Nate, mejor tarde que nunca” rompe bastante de los tabúes de Disney y de las películas infantiles en general, al tener un protagonista abiertamente perteneciente a la comunidad LGTBIQ+, hecho que también es una subtrama fundamental en la película. Y la forma en la que se aborda, con un profundo respeto y sinceridad, sin caer en panfletarismos, permite que la película sea aún más importante desde ese punto de viste, pues entrega lecciones de vida que son relevantes en nuestros tiempos.
Y pese a lo eficiente que resulta la película en todos sus conceptos, nunca dejamos de tener en el foco principal a nuestra protagonista, Nate, interpretado de manera brillante por Rueby Wood. El joven actor, en su debut en una gran producción, entrega una actuación sobresaliente, alcanzando distintos grados de emocionalidad y demostrando un talento en el canto impresionante, que solo nos hace pensar que estamos en presencia de una futura estrella.
Y bueno, al fin y al cabo es un musical, y por lo mismo debemos entregar los créditos respectivos a la excelente música original compuesta por Gabriel Mann y a las canciones originales que son obra de Olivia Rodrigo (que justamente apareció en “High School Musical: The Musical: The Series junto a Federle).
Capaz de entretener, educar y emocionar, “Nate, mejor tarde que nunca” es un título más que interesante en un género que parece dar luces de revivir.