No Nos Quieren Ver es la nueva miniserie original chilena creada por Altirosapiens en coproducción con Megamedia y que será transmitida por Mega en televisión abierta, como también por HBO MAX en sus distintas plataformas. Es dirigida por Guillermo Helo y cuenta con un elenco talentoso. Sumando a Tamara Acosta en el papel protagónico, Francisca Lewin, Paulina Urrutia, Amparo Noguera, Roberto Farías, entre otros.
La intención de la serie, tal como cuenta su director, es la de visibilizar el lamentable presente de los centros de protección de menores en Chile y contar una historia basándose en hechos reales, pero adaptando su guion para poder crear una trama que toque todos los temas relacionados a Sename desde una perspectiva cinematográfica.
La historia sigue el caso de Catalina Pérez (Sara Becker), una niña de 14 años que vive con su hermano pequeño, su madre alcohólica y la pareja de esta, un hombre que es investigado por abuso sexual. Esta menor pasará a estar bajo el cuidado de una abogada curadora, Paola (Tamara Acosta) quién hará todos los trámites necesarios para sacar a Cata de ese hogar.
¿El problema? Solo pueden dejarla en un Centro de Protección de Menores, uno que eventualmente la llevará a tomar la drástica decisión de suicidarse. Pero hay algo escondido, son muchas las personas que se ven afectadas por la muerte de Catalina y no necesariamente porque sientan pena. Hay información oculta y es trabajo de su abogada el saber con certeza qué fue lo que ocurrió. Comienza así la búsqueda de Paola.
De la realidad a la ficción
Para nadie es una sorpresa el mal funcionamiento de los centros pertenecientes a la red de protección de Sename. Tampoco sería la primera vez que alguien toca el tema en alguna serie o película, pero hay que reconocer que este proyecto hace un buen trabajo en presentar una trama llena de misterios que te mantiene buscando pistas en el comportamiento de los distintos actores. Es una serie de investigación que logra ejemplificar de buena manera los sentimientos de una niña que se siente abandonada por el sistema, la desesperación de una madre que, sin ser una mala persona, ve cómo le quitan a sus hijos sin poder hacer nada para evitarlo y el desgano del poder judicial chileno que se pierde en su eterna burocracia.
Decir que lo de Catalina es un simple suicidio está lejos de ser la respuesta más satisfactoria. Son muchos los factores que pueden haber influenciado a una persona a quitarse la vida. Son muchos los problemas que se viven en un centro de Sename y muchas las oportunidades para llevar a cabo tal acto. Tal como pasa en la actualidad en centros de todo el país.
Nunca es culpa de una sola persona y siempre hay alguien que quiere ocultar información para evitar problemas futuros. Ha pasado durante años y seguirá pasando en este caso. Eso es lo que intenta mostrar Helo en un trabajo que reúne a actores de gran nivel personificando de gran forma a los posibles culpables de lo ocurrido.
De la ficción a la realidad
Pero no todo es positivo en cuanto a esta serie. Es verdad que se hace una gran labor en la adaptación de un guion que se siente ágil y simple, pero también va de la mano con ciertos estereotipos. El fiscal prepotente que no quiere trabajar más de la cuenta, el “maleante” del centro que se viste con harapos y solo actúa con violencia, el amigo de todos que se preocupa por los demás y que toca guitarra en sus tiempos libres. Parecen personajes sacados de un libro.
Es indudable de que estas características nos permiten hacernos una imagen de la personalidad de cada uno y que nos ayudan a entender sus comportamientos, pero por momentos parecen una caricatura más que alguna persona real.
Otro punto es que, si bien la intención de la serie es demostrar los abusos que se viven dentro de los hogares de Sename, la dirección del proyecto toma otro camino, el de la investigación policial. De un momento a otro dejamos de poner atención en la vulnerabilidad de los menores y nos concentramos en la búsqueda de pistas con la esperanza de descubrir la verdad. Esto hace que la serie sea mucho más fácil de mirar, pero provoca que el espectador pase por alto todo lo relacionado al mal funcionamiento del centro y que se centre solo en los personajes que parecen ser culpables. De pronto, la serie se transforma en una especie de “C.S.I.” que usa a Sename solo como contexto y de seguro que esa no era la idea principal.
Por ejemplo: es de conocimiento público que los empleados de los distintos centros no dan abasto para el control y cuidado de todos los menores. Lo mismo se habla en esta serie, pero pasa a un segundo plano una vez que empezamos a conocer a estos trabajadores y sus motivaciones. Nuevamente se toma en cuenta el contexto, pero no se ahonda en el tema y solo pasa a ser una anécdota.
Hay más situaciones similares que no comentaré para no comprometer parte de la trama. Pero llama la atención que la producción haya planteado que la intención era dar a conocer todos los conflictos que se viven en una institución perteneciente a Sename, pero que no desarrollen más estas subtramas.
Todo esto me provoca sentimientos encontrados. Por una parte molesta el hecho de que se plantee una serie para mostrar la vulneración de los derechos de los menores y que en verdad sea una trama policial y de investigación. Pero al mismo tiempo ayuda a que sea mucho más fácil de digerir y nos entrega un contexto claro que involucra la desatención de los funcionarios e instituciones de Sename en relación con los residentes.
Habiendo dicho esto, hay que ser justos en decir que la serie entretiene. Logra esa reacción de incomodidad y tristeza cada vez que vemos un flashback de la vida de Catalina alejada de su familia. Se siente la sensación de desamparo de los menores que viven en un ambiente lleno de violencia y necesidad. Se puede observar la impotencia de los adultos que quieren hacer todo lo posible para apoyar a los residentes, pero que no pueden pelear contra la burocracia. Se puede ver la desesperación en cada episodio.
Faltará ver el desenlace de los 8 capítulos que conforman esta miniserie para saber si cumplió su objetivo o no. De momento, hay que reconocer un buen trabajo, una buena adaptación, pero también el riesgo de un pequeño desvío que puede llevar el proyecto por otro camino.
No Nos Quieren Ver se estrenará por las pantallas de Mega este lunes 8 de noviembre a las 23:30 horas y se liberará la temporada completa al resto de Latinoamérica el 9 de noviembre a través de HBO MAX.