El género del terror es en la actualidad uno de los más rentables para Hollywood en la actualidad. En los últimos años hemos visto un sinfín de cintas de terror de bajo presupuesto (10-15 millones) cosechar enormes cantidades de dinero en taquilla, debido a la gran atracción que generan para el público masivo. Por lo mismo, existe una suerte de efectismo en el género, que ha llevado a los estudios a utilizar fórmulas similares en muchas de estas cintas, lo que provoca inevitablemente que existan cada vez menos sorpresas.
De todas formas, un par de veces al año llegan películas que se atreven a explorar caminos mucho más autorales, aunque no necesariamente sean propuestas tan originales. En este contexto nos llega “Sputnik: Extraño Pasajero”, película rusa dirigida por Egor Abramenko y protagonizada por Oksana Akinshina, Fedor Bondarchuk y Pyotr Fyodorov. La premisa es simple: en los años 80 una neuropsicóloga es reclutada por militares soviéticos para ayudar a resolver el misterio en torno a un astronauta recién llegado del espacio que parece traer algún tipo de enfermedad externa a nuestro planeta.
Como decíamos, la propuesta no es 100% original y es una temática que hemos visto reiteradas veces en el cine, tanto en el norteamericano como en el europeo. Sin embargo, existen factores que permiten que como espectadores olvidemos un poco lo visto de la temática y nos sumerjamos de lleno en la propuesta artística. Y ese es, precisamente, el mayor mérito de “Sputnik”, que pese a rendirle cuentas a numerosos referentes, logra ser un producto audiovisual valioso y atrapante por sí mismo.
No entraremos en mayores detalles de la trama porque la película es altamente spoileable y no queremos comprometer la experiencia, que resulta aterradora en un nivel psicológico y dramático, principalmente en el viaje de la protagonista. Es a través de sus ojos descubrimos lo que está pasando en esta estación militar soviética, y el guion se encarga de ocultarnos información valiosa que nos obliga a querer saber más de este mundo que resulta totalmente desconocido.
La película posee una propuesta artística muy interesante, con una paleta de colores oscura y repleta de contrastes, que funciona a la perfección con el tipo de narración que propone el director. Honestamente, los momentos de terror convencionales son pocos, pero efectivos, y el mayor horror, como en toda buena película del género, es descubrir los límites de la propia maldad humana.
“Sputnik: Extraño Pasajero” comprende sus fortalezas y las explota a la perfección, lo que nos permite pasar por alto el hecho de que no estemos ante una película con un valor de producción tan alto, pues los efectos especiales son inferiores a las cuotas que podemos ver en Hollywood casi todos los fines de semana. De todas formas, sin duda es un trago de agua fresca para los amantes del género y un buen rato para el espectador ocasional.
La película está disponible en el ciclo de CINE ONLINE de Cinemark. Agradecemos a BF Distribution por el visionado exclusivo para esta reseña.