Hablar de Christopher Nolan es hablar de un tipo de cine muy específico. El director ha sabido forjar un estilo propio cargado de una estética tangible, realista y atmosférica, que logra transportar al espectador a un cine que habla con espectacularidad. Desde la imponente ciudad gótica de la trilogía de “The Dark Knigth”, o los escenarios espaciales en “Interestellar”, hasta la detallada visión onírica de “Inception”. Sin lugar a dudas, el cine moderno debe mucho de su desarrollo a la visión estricta y metódica de este realizador.
Tenet llegaba a estrenarse este 2020 como la vuelta a la ciencia ficción del director luego de la aclamada “Dunkirk” y ya podíamos ver en los trailers que desarrollaría una de las temáticas favoritas de Christopher Nolan: El Tiempo. Es precisamente tiempo lo que le termina faltando a esta película, que se ve apresurada en presentar lo grandilocuente de la trama y deja de lado el aspecto humano y emocional que habitualmente este director desarrolla muy bien.
Estrenada solo en algunas salas de cine del mundo debido a la pandemia y a la majadera insistencia del director por estrenar esta película en la pantalla grande dentro de este año imposible, no fue hasta la reciente salida versión digital que hemos podido verla y ahora comentar. Una película de escala Nolan, pero que no está a la altura de sus más grandes obras.
La película parte como es de esperarse en una obra de este director, con una escena que quita el aliento y que marca desde el inicio el look de todo lo que se avecina. Energía a tope que va rápidamente a una sucesión de explicaciones entregadas lo más rápido posible para que no nos detengamos en los detalles y vayamos rápido a la acción. El problema recae en que la temática es tan interesante como densa y enredada, lo que hace necesario una pausa para masticar las ideas que nos proponen como el marco de esta historia. Pero como ya les hemos dicho, parece que no hay tiempo para esto.
“Tenet” plantea que algunos elementos físicos que nos rodean han sido “invertidos”, entre ellos municiones, algunas piezas de tecnología y uno que otro cachivache. Esto significa que funcionan completamente al revés de la lógica temporal que nos rige. En otras palabras, van hacia el pasado y no hacia el futuro. Una idea fascinante, pero que se presenta tan aceleradamente que es como si te forzaran a aceptarla y a que no pienses demasiado.
El personaje de John David Washington (aka. El Protagonista) es llamado a la acción como un agente que deberá dilucidar de dónde vienen estos objetos invertidos y el complot que han lanzado desde el futuro en contra de la humanidad del pasado. Insistimos en lo increíble de la trama, que es un refresco completamente revolucionario en lo que hemos visto en el género de ciencia ficción.
Lamentablemente, la ejecución de la historia es un caos, donde cada escena pareciera superar en escala a la anterior, dejando sin espacio a los diálogos que solo buscan conectar una acción con la otra. Ahí es donde cae la capacidad narrativa de toda la película, que no nos deja conectarnos emocionalmente con ningún personaje y menos aún con el protagonista. No se entienden en ningún momento las reales motivaciones de ninguno de ellos, haciendo que esto no sea más que una película de acción con un escaso nivel de desarrollo humano.
Elizabeth Debicki quien interpreta a Kat, la esposa del antagonista Andrei Sator, es en su esencia pura, la princesa en peligro. Es lamentable el trato al único personaje femenino importante de esta historia, que funciona como punto de eje de la misma. Su desarrollo se limita a ser la persona que debe ser rescatada cuya única motivación a lo largo de toda la película es la de ser madre. Una visión limitada y poco moderna de una mujer que podría haber sido mucho más destacable sobre todo en el vínculo con el protagonista y sus propias convicciones. Parece que le está costando escribir roles femeninos a Nolan.
Sin mediar muchos diálogos entre ellos, el protagonista se enamora (u otra cosa, no se sabe con tan poco desarrollo) de ella y pone en peligro la misión más importante de la humanidad con tal de salvar la vida de una mujer que apenas conoce. Por este tipo de cosas es que es importante desarrollar bien los personajes y sus relaciones, porque en caso contrario se vuelven solamente elementos cosméticos que hacen cojear una trama interesante como la de Tenet
En el apartado técnico, no hay como reclamarle nada a Nolan. Realmente ha sido capaz de superarse a sí mismo con una capacidad visual que llega a devorarte el cerebro. Teniendo en cuenta la naturaleza temporal física de la trama, las proezas acrobáticas que vemos en pantalla son realmente alucinantes. Es imposible restarse de la intensidad de sus escenas de acción que se rebelan constantemente contra toda lógica física. Una interesantísima experiencia visual que te hace pensar incluso en los momentos más superficiales.
La música escrita por Ludwig Göransson (“Black Panther”, “The Mandalorian”) causó división en los espectadores que vieron esta película en salas de cine. Al parecer la versión final que llegó a proyectarse tenía la música demasiado fuerte y pudo haber llegado a ser invasiva. Es que es tan intensa como la acción surrealista que nos propone el filme, con una mezcla de sonidos electrónicos, cuerdas y distorsiones que están siempre por sobre todos los demás sonidos. Hay que destacar la increíble capacidad de este compositor de sintetizar muy bien la idea del tiempo en “Tenet”, con un ritmo que se “invierte” y que a ratos pareciera ir hacia atrás tal cual como la misma lógica de la historia.
En resumidas cuentas, “Tenet” es un espectáculo a lo grande del cual no te puedes restar, pero solo si apagas tu sentido estricto de la lógica. Al parecer Chritopher Nolan no está tratando de que entendamos esta película, solo que la vivamos en su esencia visual más dura. Un guion interesante en su idea pero flojo en su desarrollo en comparación al increíble trabajo que nos tiene acostumbrados este director.