La inteligencia artificial es algo que ha cautivado y atemorizado a la humanidad desde el momento en que se creó su concepto. Puede ser una herramienta para facilitar la vida, como en Star Wars, o la razón que lleve al mundo a su destrucción, como en Terminator.
Todo esto ha tomado una relevancia más notoria en los últimos años producto de la aparición de compañías como OpenAI y su ChatGPT que simula una conversación al punto en que cuesta diferenciar una interacción generada por computadora de una normal.
Hemos alcanzado un punto en que los gobiernos ya comienzan a plantearse las limitantes que debe tener una IA debido al manejo de la información que puedan lograr, llegando a prohibir su funcionamiento en países como Italia mientras que el resto del mundo sigue analizando la situación ante las advertencias de muchos expertos del mundo informático.
Las IA son máquinas que pueden analizar miles de archivos de información sobre una persona para conocer sus gustos y patrones de comportamiento. Se puede decir que llegan a conocer a alguien mejor que su propia familia a través de la data que se extrae de internet. Si ese es el caso, ¿no sería benéfico que esta máquina ayude a tomar las decisiones importantes en la vida de este individuo?
Es lo que podemos ver en The Big Door Prize (El Premio de tu vida), serie de AppleTV+ basada en la novela escrita por M.O. Walsh. La historia gira en torno a una máquina, MORPHO, que aparece de improviso en un negocio local y que puede predecir el potencial de vida de las personas después de analizar sus historiales y atributos.
La trama tiene a Dusty como personaje principal (de momento), un profesor de historia de 40 años que pasa por una sensación de confusión y rabia cuando se entera de que una máquina está decidiendo el potencial de las personas que conforman su entorno. No puede comprender que conocidos suyos cambien toda su vida solo porque MORPHO les indica que tienen el potencial para realizar algo más.
En una primera mirada, todos son felices con este cambio. Hay adultos que ven este mensaje como la motivación necesaria para realizar algo que siempre soñaron y jóvenes que ven lo señalado como una guía que les permite aspirar a algo concreto en la vida. MORPHO cambia a las personas y deja que puedan vivir sus ideales.
Pero también está la otra mirada. Gente que ve con desespero lo que podría haber alcanzado en su vida de haber tomado otra decisión, adolescentes que se sienten agobiados ante el espejismo de que tienen el talento para ser algo que nunca quisieron o que ven ese potencial con tristeza producto de recuerdos dolorosos. Se pueden ver cambios en cada persona que interactúa con MORPHO, una máquina.
Es lo que toca la trama de una serie que va tomando fuerza con cada episodio. Es un proyecto que expone lo frágil que es el libre albedrio y que tener una voz que haga de guía en el camino es mucho más fácil que tomar una decisión propia.
Ante esta descripción, uno podría inferir que es un show denso con un guion repleto de cuestionamientos filosóficos. Pero no. De hecho su estilo se acerca más al de una comedia ligera que desarrolla su drama una vez que vamos conociendo los distintos personajes.
Existen misterios que de seguro no se responderán hasta el término de la temporada. Preguntas que nos hacemos en un principio y que de alguna forma escapan de la memoria una vez que comenzamos a conocer otras aristas en torno a la máquina.
También hay que ser franco y decir que hay momentos en que se siente un estancamiento en el desarrollo, pero que al mismo tiempo deja entrever que hay algo más profundo que aún no se menciona y que será el giro necesario para que la temporada despegue en su totalidad.
The Big Door Prize es una serie de 10 episodios que lleva 3 estrenados. Una serie que, al igual que su trama, tiene un potencial tremendo. ¿Podrá alcanzarlo?