Siempre es bueno ver The Boys. Desde 2019 a la fecha llevamos decenas de series y animaciones que nos brindaron su justa dosis de gore y violencia en historias que intentan hacer más de lo que deben. Pareciera que hay un podio reservado para las producciones que puedan tocar estos temas sin caer en el mal gusto, pero nadie se atreve a sentarse en el trono. Es entonces en donde vuelve a aparecer esta genialidad de Eric Kripke y de pronto un baño de sangre nos trae paz. Ya no es el intento por ser la próxima serie rompe-esquemas, es The Boys. Sube al palco, se sienta en su trono y comienza una nueva temporada de agresividad y desastres. Justo lo que pedíamos.
En esta temporada vemos a un Homelander cada vez más perturbado por su entorno y cerca del colapso, pero que sigue siendo la principal arma de Vought ante la arremetida de Victoria Neuman, quién lidera la Oficina Federal de Asuntos Superhumanos, ocultando la verdad de que ella también es una Súper. Junto a Victoria está Hughie, quién trabaja como su ayudante y le da instrucciones a Butcher y Los Muchachos en su misión por atrapar superhumanos criminales.
Ha pasado 1 año desde la caída de Stormfront y la revelación del Compuesto V al mundo. La compañía farmacéutica liderada por Stan Edgar trabaja en una fórmula que permite replicar los eventos del químico para brindar poderes a las personas durante 24 horas y, de alguna forma, eso es lo menos peligroso en un mundo que aun no sabe lo cerca que está de la aniquilación. Homelander es una bomba de tiempo y hay rumores de que existe un arma capaz de matarlo. Es momento de buscarla.
“Ustedes no son los héroes, yo soy el héroe”
Cuándo pensábamos que ya todo estaba escrito y que no pueden sorprender con nada, pegan un puñetazo a la cámara y nos traen situaciones que nadie podría haber imaginado. Nuevas formas de violencia. Pueden pasar los años, pero The Boys no pierde su toque. Sigue siendo una apología a la agresividad con el humor más ácido de la TV.
La fama que tiene le permite tomarse la libertad de recurrir a las situaciones más ridículas que se puedan ver (ejemplificado en los primeros minutos del primer episodio) y que no nos espantemos ante lo que aparece en pantalla.
Continúa ridiculizando la “normalidad” estadounidense en una sátira que se mantiene constante en toda la serie. Sigue siendo morboso, quizás un poco más de lo debido, pero siempre acorde al contexto y respetando una trama que ha seguido el mismo hilo conductor durante años.
En su momento fue una parodia al colapsado género de superhéroes. Hoy, es una burla a la realidad actual. De cómo grupos extremistas pueden tener voz y seguidores solo por “atreverse” a hablar en contra de los más débiles. También expone su crítica a un mercado capitalista que no le interesa el daño colateral siempre y cuando pueda sacar beneficios. Si se ve bien en pantalla, hay que mostrarlo; en una dualidad que golpea a personajes y espectadores.
Las actuaciones siguen siendo potentes y fieles a sus papeles, pero sobre todo hay que destacar la interpretación de Antony Starr como Homelander. Pocas veces se puede estar tenso, asustado y entusiasmado al mismo tiempo mientras ves la sonrisa del héroes definitivo. Lo único que lo mantiene a raya es el miedo de que la opinión pública se vuelva en su contra, pero, ¿y si eso deja de importarle? Tenemos 5 episodios más para ver si se llega a ese punto.
“Estoy cansado de perder”
Pese a todo lo llamativo, es algo débil en las historias individuales para cada uno de sus personajes. Se pierden minutos en escenas que deberían ayudar a conectar con la persona y sus traumas, pero que no cumplen su objetivo. Parece ser una excusa para agregar algo de seriedad y evolución a una historia que está bien tal cual como está y que no necesita de dramas convencionales, como la paternidad o los celos, para ser “madura”. Aunque hay que reconocer que con The Boys nunca se sabe y esta puede una estrategia para intentar adivinar el desenlace de la serie y quedar como un tarado. Prefiero darles el beneficio de la duda ya que es habitual que el guión apunte a algo cliché para finalmente optar por otra ruta inesperada.
Algo que sí colma un poco es la necesidad de seguir basureando a personajes sin que se vea un futuro para éstos. Deep lleva dos temporadas siendo un hazmerreír y de momento no parece que vaya a cambiar algo en él. Lo mismo se puede decir de A-Train y su eterna búsqueda por volver a Los 7. Apuesto a que todo tendrá su final y una buena razón para mantener a estos dos en ese extraño viaje de redención, pero no quita el hecho de que ya empiezan a cansar.
Fuera de eso, la historia continúa siendo lineal. Fiel a las bases que presentaron y sin presentar un elemento extra de la nada para continuar su desarrollo. Solo se han publicado 3 episodios y son tan frenéticos que uno ya pide el 4to y 5to. A pesar de llegar a los límites de lo extraño, se las arregla para sorprende con algo y no siempre es gracias a su agresiva puesta en escena. Muchas veces son primeros planos, giros de cámara, cambios de escenario, elementos que están a la mano y que se usan para seguir innovando en una serie que se las ingenia para traer cosas nuevas en cada temporada.
Como siempre, es difícil anticipar qué ocurrirá con la serie ya que siempre bordean el límite de lo permitido y tiende a ser algo repetitiva. Pero si de algo hay que estar seguro, es de que Billy Butcher siempre tiene algo en mente.