La primera temporada de The Crown se estrenó en noviembre de 2016 y la crítica se rindió ante la ficción de Peter Morgan, que retrata los pasares de la Reina Isabel II, desde el momento en el que debe asumir la corona británica. Varios fueron los galardones que recibió la serie, entre ellos el Globo de Oro a Mejor Serie Dramática, así como numerosos reconocimientos actorales para Claire Foy (1ra y 2da) y Olivia Colman en la tercera temporada.
Sin embargo, es inevitable señalar que la serie fue perdiendo fuerza con el correr de las temporadas. El cambio de elenco hacia la tercera temporada (decisión de la producción para ajustar a los actores y actrices a las edades de los personajes) no le sentó del todo bien y resultó en ser por lejos la entrega más débil hasta ahora, con la gran excepción del punto alto que es Olivia Colman en el rol de la Reina.
Afortunadamente, la cuarta temporada de The Crown, que se estrena este 15 de noviembre en Netflix, es sencillamente todo lo que queremos ver en una serie de estas características. Quizás influye el hecho de que históricamente entramos a una etapa muchísimo más interesante de la monarquía británica, en plenos años ochenta y con varios frentes noticiosos abiertos.
Lo primero e imposible de no mencionar es la brillante actuación de Gillian Anderson en el rol de Margaret Thatcher, la primera mujer en ser la Primera Ministra de Gran Bretaña y que supone una vuelca de tuerca total en la relación con la monarquía. Hasta ahora, la Reina Isabel II solo había lidiado con hombres que le profesaban un respeto total y absoluto, por lo que ayuda de sobremanera que los encuentros entre Thatcher e Isabel sean casi duelos ideológicos y de protocolo. La visión totalmente diferente de las tradiciones y el desprecio de Thatcher por los privilegios de la oligarquía británica entrega conflictos que resultan extraordinariamente interesantes de explorar, y que además se sienten actuales. Anderson brilla con luz propia en un rol complejo, en lo conceptual y en lo físico, y el resultado es una de las mejores interpretaciones que hemos visto todo el año.

The Crown S4. Picture shows: Diana Princess of Wales (EMMA CORRIN). Filming Location: Earl’s Court
Otro factor que impulsa al éxito a esta temporada es la decisión de Peter Morgan (escritor y showrunner de la serie) de presentar a la Familia Real como un ente antagónico constante. A diferencia de las otras temporadas, que tenían el foco puesto en el desarrollo de los personajes de la familia, en esta entrega vemos el actuar de la Reina y su séquito desde el punto de vista de personas externas a la monarquía, como en el caso de Margaret Thatcher, y mucho más crudamente desde los pasares de Diana Spencer (interpretada por Emma Corrin). Y sí, finalmente llegamos a la parte de la historia en la que Lady Di aparece finalmente en escena. Es imposible spoilear la vida real, porque los hechos son hechos, pero para no arruinar la experiencia solo mencionaremos que uno de los pasajes más oscuros de la interna del Palacio de Buckingham es relatado tal y como fue, sin acondicionadores ni limpiezas de imagen.
Como ha sido costumbre, la serie mantiene su estándar de calidad audiovisual, con preciosos decorados y un vestuario cuidadosamente trabajado. Esto no es menor, si consideramos que desde la primera temporada hasta esta 4ta, han transcurrido cerca de 35 años, por lo que el esfuerzo de producción de ir adecuando la escenografía a cada época es impresionante. La fotografía también es un punto alto, al retratar de manera muy bello los parajes de Escocia e Irlanda que se muestran en los primeros capítulos, así como un trabajo de cámara muy detallista particularmente en los encuentros de Thatcher y la Reina.
En definitiva, una temporada que es sin dudas un paso adelante en cuanto a su predecesora, y una despedida por lo alto de este elenco. La cuarta entrega de The Crown podrán verla desde el 15 de noviembre en Netflix.