El mundo de los humanos está repleto de secretos y cosas que no se pueden ver a simple vista. Existen dioses que caminan entre nosotros y entes supremos que dominan cada aspecto de la vida sin que nadie se percate. Uno de estos seres es quien domina un tercio de la vida de cada persona, la persona que se dedica a mostrar los deseos y arrepentimientos de cada uno mientras duerme, uno que es reconocido como el Señor de los Sueños, Morfeo.
The Sandman es una adaptación de un comic de DC creado por Neil Gaiman cuya historia original fue publicada entre 1989 y 1996. Nos lleva a un mundo en donde existen seres omnipotentes que gobiernan el mundo desde sus reinos, los Eternos. Uno de estos es el llamado Sueño, Morfeo o Sandman, quién es el encargado de hacer soñar a las personas para que estos puedan afrontar sus miedos más profundos a través del sueño
Roderick Burgess, un hombre cegado por sus intenciones de revivir a su hijo muerto, realiza un ritual con la intención de atrapar a Muerte y exigir la vida de su primogénito a cambio de su libertad. Pero el ritual no sale como lo esperado y quién termina atrapado es Sueño, quién sufre el robo de sus herramientas y no emite una sola palabra durante los 106 años que dura su encierro.
El mundo sin Sueño ha ido colapsando a través de los años. Hay personas que durmieron y nunca más despertaron, otros que son eternos sonámbulos y gente que se vuelve cada vez más agresiva al no tener la capacidad de soñar. Morfeo deberá actuar, encontrar sus herramientas y devolver la paz a su reino traer balance al mundo de los humanos.
Netflix ha sido el blanco de muchas críticas cuando se habla de adaptaciones. Ya sea un live action de algún animé o la serialización de alguna historieta, sus producciones suelen ganarse mala fama antes de la pronta y segura cancelación por parte de la compañía de streaming. Sin embargo, en esta ocasión hay que aplaudirlos (o agradecer a Warner Bros. por llevar el peso del proyecto). Por momentos la serie parece un calco del comic en una adaptación que debería ser extremadamente compleja, pero de alguna forma lo logran.
Se toman libertades creativas en cuanto al guion, pero no se pierde el sentido de la trama. Es más, se podría decir que los cambios hechos a la historia tienen justamente ese objetivo, que pueda adaptarse sin que el espectador se confunda. Esta temporada está basada en los 2 primeros volúmenes del comic que cuenta muchas cosas en poco tiempo, pasando por capítulos en donde se mencionan a otros personajes de DC. Cosa que no ocurre en la serie (salvo Johanna Constantine), lo que le entrega independencia y la capacidad de expandir su universo sin ninguna restricción argumental.
La manera en que se desarrolla la trama da la sensación de estar adentrándose en un libro de fantasía en donde todo es posible. Y lo es, ya que pasamos la mitad del tiempo dentro del mundo de los sueños.
Hay que destacar el nivel de efectos especiales utilizados en esta producción. Son de cine, no le envidian nada a un blockbuster de superhéroes, lo que hace todo sea más disfrutable sin necesidad de una gran pelea o explosiones.
La banda sonora entrega un ambiente adecuado para cada momento y la interpretación de los villanos da una sensación de urgencia en donde uno sabe que algo va a pasar en el momento en que aparecen en escena.
Y hablando de villanos, el trabajo de David Thewlism (John Dee) y Boyd Holbrook (El Corintio) es excepcional. Encarnan una versión distinta del típico antagonista. Son violentos, pero no se basan en la agresividad como móvil de su actuar. Son más filosóficos, personajes que cuestionan el trabajo de Morfeo y su capacidad de guiar a los humanos por el camino correcto, lo que agrega un trasfondo atractivo al personaje de Sueño.
Tom Sturridge (Sueño) personifica al personaje de la mejor manera posible. Estamos claros en que la imagen de un Criss Angel etéreo y frío puede dar una sensación extraña, pero cumple con el personaje creado en el comic, además de simplificarlo en otros puntos. En las historietas, Morfeo es un ser complejo, de poco movimiento físico y mucho diálogo. Algo que en esta oportunidad modifican para hacerlo una persona más callada, serena y con ojos que expresan todo lo que está sintiendo sin necesidad de un gran diálogo.
La temporada de The Sandman está compuesta por 10 episodios que bien podrían haberse dividido en dos partes ya que se relatan los hechos de dos arcos distintos, además de 1 o 2 capítulos que sirven para conocer más a los personajes que pueden tener importancia en el futuro.
Esta división entre las historias principales genera el pequeño problema en que se pierde la conexión entre los episodios. Se puede apreciar todo de manera lineal, pero las tramas son tan distintas que de verdad se siente como una secuela o un spin-off más que un episodio del mismo show.
Lo interesante de los primeros capítulos desaparece durante un tiempo y vuelve a hacerse presente al llegar a los últimos momentos de la serie. Puede parecer una decisión errada por parte de la dirección, pero así es como pasa en la historia original y todo cobra sentido cuando se llega al desenlace.
El resultado es una serie entretenida, con un concepto distinto al del típico universo de superhéroes que vemos en las adaptaciones y que tiene un universo entero por explorar.
Aún es muy pronto para aventurarse a predecir una segunda temporada. Más todavía tomando en cuenta los problemas económicos de Netflix y la industria de streaming. Pero sí algo se puede asegurar, es que The Sandman es un proyecto que seguirá dando que hablar de una u otra manera.