The Whale: la redención de un hombre para escapar del abismo

Como si estuviera cargando el peso de su propia historia, Brendan Fraser reúne fuerzas y se pone de pie para interpretar el papel que le daría el Oscar a mejor actor en un rol protagónico. Quién maravillara al mundo con la trilogía de La Momia llegaba a Hollywood para liderar el nuevo proyecto cinematográfico de Darren Aronofsky, The Whale (La ballena).

La película nos cuenta la historia de Charlie, un hombre con obesidad mórbida que trabaja de manera online como profesor de escritura creativa y que está pasando por el peor momento de su vida en cuanto a salud. Apenas puede moverse sin asistencia, su corazón está fallando y el pronóstico es que si continúa así morirá en unos pocos días. Pese a eso, él no quiere ir al hospital. En su lugar, prefiere pasar el tiempo intentando reconectar con su hija, Ellie, a quién abandonó a los ocho años producto de un amor prohibido. 

Hay que partir por lo obvio y decir que la empatía por Brendan se hace presente desde el primer minuto. Es imposible aguantar el cariño hacía él. Charlie es un personaje de ficción que de alguna forma se siente como el propio Fraser intentando superar los momentos más difíciles de su vida. 

Pero eso no quiere decir que la interpretación esté pasando a un segundo plano, por el contrario, el actor logra alejar la imagen de su propia persona y le da vida a un protagonista por el cual podemos sentir una amalgama de emociones. Es un personaje que, sin saber su nombre y su condición, conmociona al espectador en pocos minutos y que mantiene esa esencia a lo largo del filme.

La película logra mantener la atención de la audiencia pese a que todo transcurre en una sola ubicación, la casa de Charlie. Son las mismas paredes y ventanas que van adoptando nuevas funciones dentro de la trama a medida que se desarrolla la historia. 

Es una trama que logra sorprender al ir revelando parte del pasado y presente de los distintos actores y que de hecho permite observar la complejidad de cada uno de los papeles.

Todos los personajes son grises. No hay buenos ni malos absolutos. No hay ninguna ayuda desinteresada y al mismo tiempo todos quieren que los tomen en cuenta. Todos quieren ser importantes en su propia historia, en su propia forma de ver el momento que están viviendo.

Y si hablamos de grises, hay que mencionar que Charlie no es un héroe de libro. Fue un mal esposo, un mal padre y por momentos es un mal amigo. Pero no quiere que lo perdonen por el dolor causado, solo quiere la oportunidad de redimir sus actos para poder salvar lo único en su vida que, a sus ojos, es perfecto, su hija.

Es una película que basa mucho de su desarrollo en la honestidad, motivando el mensaje de que siempre es necesario expresar los sentimientos de cada uno de la mejor manera posible para no quedar encerrado dentro de una celda de pesimismo. 

También tiene un mensaje a favor de la aceptación y tolerancia al querer demostrar que una apariencia o pasado no define a una persona. Que hay dos visiones distintas de un mismo hecho, algo que se expresa mediante palabras o simbolismos dentro del mismo largometraje.

Sin embargo, no es perfecta. No porque esté fallando en algo en específico, sino porque hay una serie de simbolismos que no habrían generado un impacto dentro de la película si no fuera por la actuación de Brendan. 

Es el pilar de una cinta que pretende crear un ambiente con la ayuda de elementos externos, como el clima, la iluminación o los ensayos que estudia Charlie en su trabajo como profesor. Pero lo hace tan obvio que pierde la gracia ya que es evidente lo que intentan hacer, algo que no suele pasar en las películas de Darren Aronofsky. Si logran impulsar cada escena importante es por mérito de un actor que adoptó el personaje de Charlie de forma magistral. Pero dudo que el resultado haya sido el mismo con otra persona. 

The Whale es una película que habla sobre la lucha por recuperar lo perdido. Un mensaje sobre quererse a sí mismo y al entorno que se construye con la compañía de los demás. Una mirada positivista dentro de un escenario horrendo. Un positivismo emitido por un actor que deslumbra con sus gestos y facetas a pesar de los años sin un papel de tal importancia. Se hace justicia y el Oscar cae por su propio peso.

The Whale (2022)

Darren Aronofsky

4.0/5

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