Cómo es de conocimiento público, Netflix está concentrando gran parte de sus esfuerzos en la creación de anime originales que puedan competir contra los productos de otras compañías. En ese intento por sorprender con la próxima gran obra, la empresa de streaming se asoció junto a Wit Studio para la producción de una miniserie que juntaría elementos conocidos en una historia atrapante: Vampire in the Garden.
Este anime de 5 episodios relata los hechos de un mundo distópico en donde humanos y vampiros pelean por ser la raza predominante en donde estos últimos tienen la ventaja. Esto podría ser sinónimo de felicidad para estos seres mitológicos, pero no lo es para la Reina, Fine, quién solía apreciar el arte y la música de los humanos y quiere volver a tratar con ellos a pesar de que su tribu “usurpó” estas costumbres y los dejó como un pueblo que solo piensa en la guerra.
Fine cruzará caminos con Momo, una humana que sueña con cantar y bailar con sus seres queridos, pero que se siente agobiada por las responsabilidades militares que le imponen. Ambas quieren encontrar un lugar en donde humanos y vampiros puedan vivir en armonía, pero son muy importantes como para que sus respectivos bandos las dejen ir, por lo que ahora deberán ser unas prófugas en busca de la felicidad.
Basta un par de minutos de este anime para que la música, compuesta por Yoshihiro Ike (Inuyashiki, Dororo), y que el entorno dibujado por Kazushi Fujii (Attack on Titan, Great Pretender) nos planteen la melancolía como piedra angular de una trama que, siendo principalmente triste, puede emocionar y decir muchas cosas sin mayor explicación.
La animación cumple los estándares que se esperarían de Wit Studio y el diseño de personajes, hecho por Tetsuya Nishio (Naruto) aporta con su simpleza y vestuario acorde a lo que están mostrando. No hay ropas muy extravagantes que hagan ruido a la vista del espectador, algo que siempre es bueno. Aunque sí se podría criticar el hecho de que hay muchos personajes que se parecen y que solo pueden ser diferenciados por su pelo o conducta, pero nada muy grave.
Vampire in the Garden es un anime corto. Sus 5 episodios de unos 25 minutos tienen el deber de contar una historia compleja en pocos capítulos. Y lo cumple completamente. Basta una mirada o una imagen de dos personas tomándose la mano para darse cuenta de los sentimientos de estos personajes y de la importancia que le dan a esos fugaces momentos de felicidad. No es necesaria una introducción de 10 minutos para conocer a un protagonista.
Esto es una constante a lo largo del anime, en donde usan la música y los momentos de calma para hacerse una idea de cómo evolucionan los personajes. Al mismo tiempo, complementan la trama con flashbacks que buscan explicar las razones de una conducta en específico sin tener que detallar cada cosa que pasa.
En muchas producciones esto es un punto negativo ya que no se logra entender al personaje, pero en Vampire in the Garden eso no sucede y a partir del segundo episodio uno siente que conoce a las protagonistas. Se saben sus motivaciones, lo que les genera dolor y lo que quieren lograr en una simbiosis natural entre especies distintas.
Si hablamos de la historia, esta no tiene nada que no se haya visto en el pasado y hasta podría decirse que está incompleta debido a todas las preguntas que quedan sin respuesta. Hay momentos en los que uno espera por una revelación que nunca llega o es presentada como una imagen sin contexto para que cada uno pueda interpretar lo que está sucediendo.
De nuevo, esto podría ser el factor que disminuye la calidad de la serie, pero es justamente esa interpretación lo que busca el director del proyecto. Tanto Fine como Momo viven en mundos completamente distintos. Uno repleto de belleza y entretención y el otro inmerso en una guerra constante que no parece tener fin. Sin embargo, las dos son iguales. Las dos quieren escapar, hacer su vida y crear un paraíso para todos quienes piensen como ellas. Eso no está descrito al 100% en el guion, sino que es la interpretación que uno le da al ver cómo se desarrolla la trama.
Se podría decir que en ocasiones va del punto “A” al punto “C” saltándose completamente lo que pasa entre medio. Pero tampoco hace falta contarlo. La dirección de Ryōtarō Makihara se encarga de encaminar la secuencia con los cuadros necesarios para comprender la situación y el tiempo restante se usa en lo verdaderamente importante.
En esta línea es la música la que toma un rol protagónico. La belleza de las melodías es lo que las hace soñar por un mundo amable, alejado de los enfrentamientos armados y lleno de solidaridad. Las protagonistas quieren bailar, no pelear. Amar, no odiar. Esto las hace enemigas de un entorno que solo quiere eliminar al otro en una especie de Romeo y Julieta.
No hay episodio que se sienta aburrido o como un relleno. Todos aportan con una intensidad necesaria para mantener al espectador en la pantalla y las secuencias de acción aportan en emoción mientras la trama se encarga del enganche.
La relación entre Fine y Momo es conmovedora. No saben mayor información de la otra, pero están al tanto del peligro que corren y que solo se tienen la una a la otra. El hecho de que sean de distintos mundos pasa a un segundo plano cuando te percatas de que en verdad no son perseguidos por su raza, sino por lo que representan: una humana y una vampira conviviendo sin problemas.
Por ahí hasta se podría decir que la intención es mostrar elementos de la vida real en tiempos en donde la sociedad está aprendiendo a aceptar a los demás independientemente de su etnia, genero o situación económica. No sé si es algo que busca el proyecto, pero sí se puede decir que es un relato que cala profundo a pesar de su simpleza.
El animé alcanza una serie de sensaciones que sorprenden gratamente. Una historia de amor y amistad que se puede ver en cada uno de los personajes que se presentan. Todos tienen su propia forma de querer y lo demuestran de distintas formas. Ya sea de forma positiva o negativa para lo que son las vidas de Fine y Momo
No se sabe si va a tener una segunda temporada. El final es concluyente y deja poco espacio para una continuación. Pero ya mencionamos la existencias de flashbacks y preguntas sin respuesta que podrían ser explotadas más adelante. Pero esperemos que no. Este anime es corto, pero rico en contenido. No intenta ahondar en una trama innecesaria y su desenlace es perfecto en su estilo. Una tonada triste que llega al corazón del espectador.