Tras 8 largos años y 6 temporadas la serie histórica Vikingos, creada por Michael Hirst para History Channel, presentó hace unas semanas su temporada final, alcanzando la no menor cifra de 89 episodios emitidos. Hablamos de una producción extraña, que nació en el marco del éxito obtenido por Game of Thrones y el súbito interés del público por más historias medievales que pudieran ser interesantes. Si bien Vikingos nunca fue una serie de primera línea, si grandes premios ni nominaciones en sus palmares, cosechó una gran recepción del público y logró consolidar una fanaticada no menor (que de hecho tiene a su última temporada entre lo más visto de Netflix en el último mes).
Lamentablemente, Vikingos fue una serie de altibajos. Nos entregó grandes temporadas y batallas épicas, como el asalto a Paris o las batallas contra Wessex, pero también algunas entregas muy decepcionantes en las que no pasaba prácticamente nada de interés. La partida de Ragnar al final de la cuarta temporada fue un golpe del que la serie jamás pudo recuperarse del todo, pues ninguno de los personajes restantes (salvo Lagertha) poseían el carisma suficiente para liderar la producción.
Pero vamos a la última temporada. Los primeros capítulos están cargados de emoción, al presentar una genial vuelta de tuerca en la guerra entre los Rus y Categath. La última audacia de Bjorn Ironside le permite a su pueblo ahuyentar a los invasores y nos entrega un final digno para un personaje que si bien se ganó el cariño de los fans, nunca logró asentarse al 100% como el protagonista que Vikingos necesitaba. Y por aquí navegamos en el punto más bajo de la temporada que es todo el storyline relacionado a los Rus. Si bien en la la primera parte de la 6ta temporada se nos presentan como jugadores que tendrán gran relevancia en lo que viene, la subtrama parece ser rápidamente desechada en los primeros episodios para avanzar a algo más importante para el cierre de la historia.
El gran altibajo de la temporada final, y en general de todo el último tramo de la serie, es Ivar the Boneless. Un ser detestable por el que es casi imposible sentir algún tipo de empatía, y sin embargo en esta última entrega Michael Hirst lo lleva por algunos caminos de redención, que al fin nos permite explorar el lado más humano de un personaje que siempre pareció más una caricatura que otra cosa. Varias escenas exploran su genio a la hora de planear estrategias de batalla y se hacen muchos guiños al propio Ragnar entregan los suficientes argumentos para que las emociones fluyan al ver su muerte en el último capítulo. Un final inesperado y bastante sorprendente, considerando que nos somos pocos los que no sentíamos aprecio alguno por Ivar.
Sin duda la trama más inconexa, pero al mismo tiempo la más fascinante, es la de Ubbe. Heredando el espíritu de viaje y aventura de su padre, el más carismático de los hijos de Ragnar emprende un viaje para descubrir qué hay al otro lado del mar. Tras unos capítulos algo tediosos en los que vemos a Ubbe y su tripulación sufrir por inanición, por fin llegamos a algo que cualquier amante de los vikingos quería ver: los primeros encuentros con los pueblos americanos. Y el tratamiento de todo este arco es bellísimo, no solo al modificar la paleta de colores grisácea de la serie para ambientarnos en un mundo totalmente diferente, sino también el conflicto ético moral que enfrenta Ubbe al conocer estas tierras nuevas. ¿Seguir la tradición de sangre y violencia del pueblo vikingo? ¿O es la oportunidad de avanzar hacia un nuevo estilo de vida? El dilema es válido y la aparición de Floki funciona a la perfección para acrecentar esta conversación, que cobra mucho sentido a la hora de despedir la serie. La escena final, con Floki y Ubbe contemplando el Atlántico en dirección a sus antiguas vidas, nos deja una sensación agridulce, que refleja la irregularidad de la propia producción.
En líneas generales la temporada final de Vikingos cumple con entregar un cierre digno, pero continua la tradición de inconsistencias y arcos argumentales pobres que poco y nada aprovechan a una historia con mucho potencial.